Reseña historica
Entre tanto en el Valle del Cauca existe otro amasijo que tiene una historia singular, aunque
hace parte de las historias populares de las que no se tiene certeza el pan de bono , un aro fabricado
también
harina de maíz, es fundamental a la hora de iniciar las actividades cotidianas. Cuenta la historia que el
origen de este producto se dio entre los municipios de Dagua y de Cali. Allí se ubicaba la hacienda el
Bono
en
donde cinco mujeres fabricaban estos círculos de harina que luego eran llevados a Cali a lomo de caballo y
de
mula envueltos en hojas de plátano. Los arrieros al llegar a la capital anunciaban su producto como el pan
de
bono, nombre que quedaría para siempre y haría de este amasijo un elemento identitario del departamento
azucarero.
Finalmente las achiras del Huila, fabricadas a base de maíz pilado son el pasabocas preferido por los
Opitas,
en el municipio de Altamira en el sur del departamento, se fabrican decenas de bizcochuelos que forman
parte
fundamental de la economía de este poblado.
Sin duda los amasijos como la gelatina de pata, los liberales, los buñuelos, las rosquitas, repollitas,
torrejas, pan dulce del Chocó, panderos, garullas y tantas otras que nos escapan hacen parte de la
tradición
culinaria de la nación.
Las historias dicen que los amasijos son una comida de origen indígena colombiana, otras dicen que fueron
creadas en la época de la colonización, porque fue traído el trigo por los españoles y otras unen la
historia
de los amasijos con la religión y cuentan que los mismos surgieron de los conventos o comunidades
religiosas.
Indistintamente de su origen, los amasijos se convirtieron en una comida típica de Colombia, porque los
mismos
pasaron de generación en generación, cada región los personalizó y le dio un toque o un ingrediente
distintivo, siendo hoy en día, parte de la cultura del país.
Ahora que ya sabemos que son los amasijos, veamos algunos de las preparaciones más comunes, de las
diferentes
regiones del país